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viernes, 21 de noviembre de 2008

Deprimencia



Me da miedo, mucho miedo. Me da miedo vivir en un país en el que se paga a delicuentes para que cuenten sus miserias en la televisíon y sobre todo me da mucho miedo la enorme audiencia que va a tener. Yo no es que sea un consumidor modelo de la televisión que solo ve las noticias de La 2 y Callejeros (que también lo veo) pero señores, un poco de ética. ¿Qué tipo de televisión estamos creando? No me puedo puedo creer que la venta de la carnaza llegue hasta tal punto que se pase por el forro la ética periodística o la simple moral. Como me dijeron hace poco : 12 meses, 12 hostias.

Me da miedo vivir en un país que piensa que es mejor olvidar, dejarlo pasar. ¿Mejor para quién? ¿Es mejor para esos miles de familiares que lo único que piden es poder enterrar a sus muertos dignamente en vez de tenerlos amontonados en fosas cercanas al lugar donde fueron asesinados por defender la democracia? Ya está bien de poner como excusa eso de que lo único que se pretende es revivir viejas heridas, de mover un pasado que cerró la transición bla bla bla. No se equivoquen. Lo único que se pretende es justicia. Y hasta que no se consiga yo por lo menos me niego a olvidar.

Me da miedo vivir en un país donde se privatizan a pasos agigantados la sanidad y la educación y nadie hace nada serio para evitarlo; me da miedo vivir en un país donde se ha pretendido regalar operaciones de aumento de pecho de la forma mas frívola posible y que haya mujeres que estuvieran dispuestas a hacerlo, ¡por favor, que sois mejores que eso!; me da miedo vivir en un país donde en su principal ley se propugna la igualdad entre todos los hombres y mujeres, cuando en el articulo 1 ya se dice que habrá una serie de individuos que por el simple hecho de haber nacido en una familia tendrán mas privilegios de los que tu y yo tendremos nunca.

Y sobre todo, me da miedo que hay mucha gente que todo esto que acabo de decir se la suda, y mucho; hay gente que verá la entrevista de Julián Muñoz porque le encanta el morbo; hay gente que tiene morriña de cierto señor bajito y con bigote que murió hace 33 años, que ya podía haber sido hace 73 años; hay gente que no le importa si la sanidad es pública o privada, total, se la pueden pagar; hay gente que insta a sus parejas a operarse las tetas por el simple hecho de que así les gusta mas; hay gente que sigue apoyando que un señor y su familia continúen recibiendo una altísima cantidad de dinero (8,66 millones de Euros) que salen del bolsillo de todos os españolitos por no hacer absolutamente nada.

Aunque si lo analizas bien, mas que miedo me da pena.

Pena porque sabes que podría ser mucho peor...

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Antepasados


Soy un hombre inútil, un hombre sin fundamento, un fracasado sin proyectos ni planes. La mayoría de mis amigos y conocidos creen que este fracaso es mi culpa; yo creo que no, que es culpa de los demás, culpa de algo en lo que yo no he intervenido o, por lo menos, he intervenido muy poco.
Ha visto uno tanto inútil, tanto imbécil, tanto cínico y egoísta progresar en la vida que uno se resiste a creer que la inutilidad, la imbecilidad, el cinismo o el egoísmo le hayan impedido a uno hacer su camino. Puedo uno asegurar con fuerza que, si uno tiene algo de inútil, de imbécil, de cínico y de egoísta, estas condiciones no son las que le han cerrado a uno el paso y le han impedido avanzar.
Por el contrario, han sido las condiciones buenas las que te han frenado: la ingenuidad, la bondad, la buena fe. Es estúpido y cobarde que uno tenga que vivir respetando estrechamente las normas que inventaron los antepasados, que se pudren en los cementerios, y, sin embargo, es así. Rebelarse contra la mentira es peligroso. Hay que respetar lo que no se cree; que un labriego, vestido de negro, porque ha estudiado en un seminario un latín de cocina y herbología y le han hecho una calva en la cabeza, es el representante de Dios; que es más grata para la Divinidad la cera y el aceite que la margarina y el petróleo, como si el buen Dios tuviera un laboratorio de química allá arriba para analizar los humos que le llegan hasta el trono.
Hay que respetar al rico, aunque sea usurero; al aristócrata, aunque sea un cretino; al militar, aunque sea un tonto, y al magistrado, aunque desacierte constantemente. Así nos lo manda nuestra sociedad actual. Y ésta debe tener una base firme, y que sus cimientos se apoyen sobre estiércol nos debe dar igual. Debemos respetar la obra de los antepasados, aunque esta obra se extravagante y absurda.
La verdad es que ellos nos gobiernan desde sus ataudes, y sus preocupaciones rancias valen más que los juicios exactos de los hombres vivos. Parafraseando una sentencia famosa : ¡Vayan a la mierda los antepasados!

martes, 11 de noviembre de 2008

Golpes


-¡Ahora, dame ahora!- Y se quedó quieto, con la guardia caída, dando la cara. Y es que hay momentos, pensó, en los que ya da igual los golpes que recibas. Ya no dolerá ninguno como dolió el primero. Asi que bajas la guardia definitivamente. Total, ya no sientes nada.

Así. con la guardia baja, recibió varios golpes. Se miró en el espejo comprobando que su cara todavía seguía entera. Furioso por no recibir el golpe definitivo, arremetió con todas sus fuerzas contra su contringante.
Se fue, una vez saciada temporalmente su furia. Pero seguía decepcionado. Tenía la sensación de que nadie que el conociera sabía ni una misera palabra de lo que para el era trascendental. Que jamás podría compartir con nadie su miedo a haberlo vivido todo ya. Ese miedo que le obligaba a buscar pelea en cualquier situación. No le importaba si el adversario le sacaba tres cabezas, de hecho lo prefería, asi por fin dejaría de sentir ese vacio.
Así, continuó andando, buscando algo que sentir.
No lo encontró.